Paracaidista de a caballo
Aeródromo
Matanza (en Argentina, cerca de Buenos Aires) por los años 1960, esperábamos a
un IA35 Huanquero, que tenia que llegar desde Mar del Plata. Para esa época ir
a los 3.000 metros de altura era algo no muy usual.
Teníamos un solo cronómetro que llevaba el que saltaba primero, cuando él abría lo seguíamos los demás. Para aprovechar la ocasión al disponer de un avión con capacidad para varias plazas, habíamos invitado a camaradas del Club Cóndor y del C.E.P.A. Nuestro grupo era del Club Argentino de Paracaidismo.
En ese entonces Horacio Barbieri oficiaba de instructor del Club Argentino. Se podrán imaginar que los equipos que utilizábamos eran de lo más diversos, mezcla de Dimaer con Switlik, Irving con funda Institec y pilotin Pionner, etc, etc. ¡Que mezcolanza hacíamos en esa bendita barraca!!!
El Huanquero tomó altura y calculamos saltar pasando el camino de cintura (que pasaba frente al aeródromo) unos quinientos metros. Hicimos unos 2.500 a 2.700 metros de caída libre, siempre atentos en el que llevaba el cronómetro, no fuera que nos pasáramos de largo…!
En esa caída tuvimos una deriva de más de 1.000 metros, y como era lógico tocamos tierra pasando el Rio Matanza. Lamentablemente unos de nuestros compañeros se fracturó, el querido amigo Bustamante.
¿Cómo salimos de alli? Estaban por allí unos paisanos de a caballo, les expliqué lo que nos había ocurrido y me cedieron un matungo con un bozal de piola y de esa forma logramos subir al accidentado en anca del caballo, y así cruzar el Río Matanza. Barbieri, con los pantalones recogidos y agarrado de la cola del caballo, era un espectáculo tragicómico....!
Saltamos varios fines de semana más desde el Huanquero. Sé que esta no es una gran historia, pero era de esa forma que nos la rebuscábamos en esos tiempos para poder saltar. No menciono los nombres de todos los protagonistas porque temo olvidarme de alguien.
Queridos amigos, mientras estemos en el recuerdo de algunos, seguiremos estando vigentes a pesar de los añitos que han pasado. Hasta la próxima.
Miguel Angel Vilacha (del Club Argentino de Paracaidismo)
mavi4017@hotmail.com
Teníamos un solo cronómetro que llevaba el que saltaba primero, cuando él abría lo seguíamos los demás. Para aprovechar la ocasión al disponer de un avión con capacidad para varias plazas, habíamos invitado a camaradas del Club Cóndor y del C.E.P.A. Nuestro grupo era del Club Argentino de Paracaidismo.
En ese entonces Horacio Barbieri oficiaba de instructor del Club Argentino. Se podrán imaginar que los equipos que utilizábamos eran de lo más diversos, mezcla de Dimaer con Switlik, Irving con funda Institec y pilotin Pionner, etc, etc. ¡Que mezcolanza hacíamos en esa bendita barraca!!!
El Huanquero tomó altura y calculamos saltar pasando el camino de cintura (que pasaba frente al aeródromo) unos quinientos metros. Hicimos unos 2.500 a 2.700 metros de caída libre, siempre atentos en el que llevaba el cronómetro, no fuera que nos pasáramos de largo…!
En esa caída tuvimos una deriva de más de 1.000 metros, y como era lógico tocamos tierra pasando el Rio Matanza. Lamentablemente unos de nuestros compañeros se fracturó, el querido amigo Bustamante.
¿Cómo salimos de alli? Estaban por allí unos paisanos de a caballo, les expliqué lo que nos había ocurrido y me cedieron un matungo con un bozal de piola y de esa forma logramos subir al accidentado en anca del caballo, y así cruzar el Río Matanza. Barbieri, con los pantalones recogidos y agarrado de la cola del caballo, era un espectáculo tragicómico....!
Saltamos varios fines de semana más desde el Huanquero. Sé que esta no es una gran historia, pero era de esa forma que nos la rebuscábamos en esos tiempos para poder saltar. No menciono los nombres de todos los protagonistas porque temo olvidarme de alguien.
Queridos amigos, mientras estemos en el recuerdo de algunos, seguiremos estando vigentes a pesar de los añitos que han pasado. Hasta la próxima.
Miguel Angel Vilacha (del Club Argentino de Paracaidismo)
mavi4017@hotmail.com
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